En aquel día brillante y soleado, trufitas y bollitos tuvieron que reunirse para comenzar a grabar su vídeo que enseñarían al mundo.
Como ya se dijo anteriormente, partieron al sur, y tras un largo camino atravesando distintos pueblos llegaron.
Una de las pequeñas trufas pidió permiso a la concejala-croissant de la Junta de distrito del maravilloso lugar del que procedía trufita III, para lanzar al mundo lo que sentían.
El permiso lo necesitaban para subirse al balcón y llenar la plaza.
Escribieron pancartas, y entrevistaron a pasteles, golosinas acerca de la importancia de reciclar. Ansiaban saber la opinión de toda la bollería, ya que necesitaban saber desde donde partían.
Armadas con un megáfono mágico que proyectaba su voz a lo largo y ancho del país, se subieron a lo más alto del edificio. Y gritaron su mensaje al mundo...
A nuestros seguidores/as más dulces, seguiremos informando. ;D
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